domingo, 20 de mayo de 2012

Try it

Cada día, anochece más rápido. Las nubes ya no son lo que fueron. Nadie entiende mis palabras. Pero yo las intento explicar....


Quien desea la felicidad, tan solo la intenta buscar. Quien desea la muerte, la intentará hallar. Quien anhela tus besos, intenta luchar...


Luchar contra sus miedos, que le impiden respirar. Aquellos que no dejan de atormentar, que acechan, pululan en cualquier lugar, torturando la mente, violando el corazón, desgarrando las entrañas del mismo Creador.
Y en mi interior, aun queda una única salvación. Bella, intrigante, sorprendente, preciada, frágil, desdichada, atormentada, pero ante todo, amada....


Son mis palabras las que quiero contar, pues al final sin ti, solo ellas me pueden consolar. Un consuelo efímero, pero algo es. Ya que a través de mis ojos, el mundo vuelve a caer. Anhelé tu piel desde el día en que te conocí, pero mi corazón estaba atado, y tal vez no lo reconocí. Deseé tus ojos, tus labios, tu pelo.....


Te deseé a ti.






Pero, quien soy yo para desear. Tan solo un mero caído y nada más. Este fue mi pecado y maldición, el haberte amado con o sin razón. Pues eres única a tu manera. Y quien soy yo para amar, tan solo un desdichado, ¿y qué más? No pude resistir. Y tan solo pude huir.


Perdóname por amarte, pero ya no aguanto más. El corazón y la razón juntos no pueden cohabitar, sin mutilarse el uno al otro sin parar.




Incluso en tus sueños te desespero, mas perdóname por existir. Un mero sueño, eso es lo único que soy, atado al subconsciente, sin poder morir. Leerte es mi única pasión, pues tener uno de tus besos sería una bendición. Pero no hay vida alguna, para un ser como yo.


Mi prisión es la tierra, mi caminar no me serena, ya que la suave brisa ya no roza mi espalda. Ya no las oigo batir. Ya no hay nada...


Pues si tuviera alas ya me habrían cazado. Pero al caer las perdí, y di contigo. Ya no hay nada a mis espaldas. Ya no existe pureza en mi. Ya no encuentro libertad. 


Pero tu has cambiado todo eso. Tu me liberas. Tu aliento es una brisa de vida que me envuelve con delicadeza. Solo lamento no ser un ángel completo. Tan solo conservo recuerdos de aquellos tiempos.


Y llegó el día de tu nuevo nacimiento. Personas pululaban, risas sonaban. Pero yo, sereno e impasible permanecía. Quien pudiera pasar un día entero contigo, sería el ser más envidioso del mundo. Pero cada día solo una frase me atormenta, combatiendo contra mi razón con exaltación. Pero siempre venciendo, y diciendo: ¨Odio a todos aquellos que te ven cada día¨


Decidí proclamarte todo cuanto siento, y quedarme vulnerable ante ti. Pero eso tan solo sería un acto de egoísmo, pues tu mejor día no debería volverse turbio, y preocupado. Un acto de bondad apareció, y calmó mi ego sin vacilación. Pero aún, mi amor por ti perdura. Y con una suave ternura, este ensayo acaba, con mi única voz quebrada....


Pues no es más fuerte quien sufre y no llora....