jueves, 28 de junio de 2012

Un simple, y maldito sueño...



Allí, en aquel lugar. Donde solo nosotros podemos entrar. Una delicada lágrima de la tierra, alejada de toda depravación. Un pequeño charco de agua que nos proporciona paz. Aquel lugar donde la noche baila para nosotros junto a sus luceros en la lejanía, donde los problemas no pueden entrar. Donde podemos ser nosotros, sin dañar a nadie. Allí, donde las notas del piano rebotan contra los delicados pétalos de tulipanes rojos que descienden hasta descansar en sus oscuras aguas de la verdad. 

¿Lo ves? 
Aquí está, la calma de nuestras desdichas. Lo encontramos en nuestra infancia, cada uno en su momento, pero en el mismo lugar. Donde en tu hora fue día, la mía anochecer. 
Aquellas tranquilas aguas que antes nos parecían grandes océanos de prosperidad. 
Sus limites son tan grandes como nuestras lágrimas derramadas. 
En su oscura profundidad, parte de mi corazón de hielo sustenta tus lagrimas de sentimientos.

Que ironía, pues nuestros lloros con deseos han creado dicha maravilla, aquella que solo nosotros podemos encontrar.
Donde en su pequeño puerto nuestros pies infantes solíamos mojar, donde el frío era alegría, y las sonrisas eran salpicaduras. Aquellas aguas que nos protegían, y que una vez fueron nuestras.

Allí, en aquel lugar perdido, al que nosotros llamábamos mar, donde su belleza espera volver a ser descubierta. Pues quienes tienen las llaves que custodian su bondad somos nosotros dos.

¿Lo ves?
 Es aquél lago brumoso y siniestro, donde su armonía parece brillar.
Donde miles de rosas blancas y tulipanes rojos florecen a su alrededor.

Allí.

En ese mero sueño, y nada más.

Donde yo te deseaba amar...

domingo, 17 de junio de 2012

Para ti el tiempo es un aliado. Para mi, un enemigo...

La carretera, el único suspiro de este infierno. El viento calma mis vocales irritadas. La música alimenta este desierto de muertos en vida. ¿Quién soy? Ni la tierra lo sabría explicar, pues recorro las mentes en busca de sus llaves. Un custodio quizás, más alguien que ya no puede amar. Las ruedas quemando asfalto, arremetiendo mil veces contra el mundo. Pues tirad vuestros atuendos, las casas dejad, y todos juntos a un solo compás gritad, el único que culminará en la cabeza de los ciegos, y su rastro de fuego dejará marcado en el camino del mar. Un demonio, un mero loco, o tan solo un visionario inútil más de entre los que perecieron, él ha vuelto a caminar. Que más da, ha vuelto para golpear a la desdicha, a la ignorancia encadenarla, a la lujuria sodomizarla, a la ira ocultarla, al miedo frenarlo, a recomponer los cristales carmesíes de lo que un día fueron vuestros corazones latiendo por un futuro mejor, por unas experiencias nunca probadas, pero nunca olvidadas. Para callar a la gula, para empobrecer a la codicia, para eliminar vuestros pensamientos, y otorgaros la visión de una destino firme, recto y culminante, donde tan solo vosotros podréis entrar, y sus limites el no podrá tocar. Un lugar donde su impureza, le impide entrar, pero que su bondad humildad y altruismo ayudan al mundo a seguir su camino.


El ego es su copiloto, montañas se abren a su paso, el mar concentra sus corrientes en el, la tierra vibra con su paso, los bosques alaban su nombre, pues él ayuda, para no ser ayudado. Él otorga sus experiencias a aquellos que necesitan una leve brisa de iluminación. Pues su lema deja huella en el hormigón de las ciudades, graffitis culminan sus obras firmando en su nombre. Las bestias lo protegen, ya que su corazón es sereno como su determinación e inmutable a las emociones. Amor, alegría, amabilidad, simpatía, diversión, emoción, reflexión, concentración, humildad, generosidad, son sentimientos de los que él se desprende, su altruismo hacia aquellos que el considera verdaderos humanos es su única virtud, y nada más necesitará para  las almas del mundo ayudar. 

Las voces recorren cada pétalo de rosa, la lluvia grita con sus relámpagos quien es ese ser, los volcanes estallan de inquietud, pues un humano no puede hacer tal cosa, los huracanes arremeten de frustración al no poder detenerle y preguntar que es lo que mueve a ese lugarteniente de la carretera y el arte. La literatura y la poesía mueve sus labios, el combustible de su transporte son los agrados de aquellos a quien ayuda. El motor, lo forma su ímpetu a conseguir su objetivo, ayudar a todo aquel que necesite de una mano, pues él precisará de dos. EL rock, la música de sus ángeles lo acompaña esbozando sonrisas a cada lugar que llega. 


Los rugidos al acelerar suenan por todo el planeta, truenos arremeten contra él intentando detenerlo, pero es inútil, nunca se detendrá. Ayudará hasta que su aliento deje de bostezar, y para cuando eso ocurra, su misión deberá acabar. 

Su nombre pocos conocen, pero dentro de poco su fama se extenderá. Aquel que ayudaba, para ayudar.
No persigue ningún beneficio, tan solo la paz de a quienes el elige. Pues es el poeta de la carretera, el dueño de las alucinaciones, el creador de la locura, el servidor de la ayuda, el que no cruzará el limite, pero ayudará al resto del mundo a llegar. El suicida de la mente.


Él es tu mayor aliado, y la mejor defensa que la vida te puede proporcionar.

Él impuro purificado.

domingo, 3 de junio de 2012

I'm just a fallen more....




Decisiones que atormentan. Mundos podridos que florecen. Pétalos sin color. La vida ha pasado, al igual que mi tiempo. Mi esfuerzos comienzan a flaquear. ¿Cuánto he pasado reprimiendo esa parte? Ni el tiempo lo podría contar. Controlar tus sueños, custodiar tus anhelos. El egoísmo nació, la codicia lo consumió, la pureza se veía aterrada, amedrentada por sus miedos más profundos, la traición la golpeó con fuerza. La oportunidad de actuar era, el bando a escoger duro fue. La razón o el egoísmo. La felicidad ajena o el amor propio. Decisión imposible. Acto increíble el tirar por la borda la felicidad propia, pues debía elegir. Mi único fin. Por eso nací. Por eso vivo. Por ella, casi soy humano.

Odio a cada persona de este asqueroso mundo. Hay demasiada corrupción, lujuria, codicia. Todo esta pervertido. Mi odio y desprecio por los humanos son los que me convierten en caído.

Pero al parecer, dentro de toda esa oscura plaga...

Por increíble que parezca...

Existen personas, que merecen la pena. Personas con la suficiente pureza como para existir sin ser corrompidas. Esas personas, transforman mi odio en deseos de ayudar. Por ellos soy un ángel.

Un caído, un ángel...


Un ángel caído al fin y al cabo. 


A fallen more.... but without his wings...