La carretera, el único suspiro de este infierno. El viento calma mis vocales irritadas. La música alimenta este desierto de muertos en vida. ¿Quién soy? Ni la tierra lo sabría explicar, pues recorro las mentes en busca de sus llaves. Un custodio quizás, más alguien que ya no puede amar. Las ruedas quemando asfalto, arremetiendo mil veces contra el mundo. Pues tirad vuestros atuendos, las casas dejad, y todos juntos a un solo compás gritad, el único que culminará en la cabeza de los ciegos, y su rastro de fuego dejará marcado en el camino del mar. Un demonio, un mero loco, o tan solo un visionario inútil más de entre los que perecieron, él ha vuelto a caminar. Que más da, ha vuelto para golpear a la desdicha, a la ignorancia encadenarla, a la lujuria sodomizarla, a la ira ocultarla, al miedo frenarlo, a recomponer los cristales carmesíes de lo que un día fueron vuestros corazones latiendo por un futuro mejor, por unas experiencias nunca probadas, pero nunca olvidadas. Para callar a la gula, para empobrecer a la codicia, para eliminar vuestros pensamientos, y otorgaros la visión de una destino firme, recto y culminante, donde tan solo vosotros podréis entrar, y sus limites el no podrá tocar. Un lugar donde su impureza, le impide entrar, pero que su bondad humildad y altruismo ayudan al mundo a seguir su camino.
El ego es su copiloto, montañas se abren a su paso, el mar concentra sus corrientes en el, la tierra vibra con su paso, los bosques alaban su nombre, pues él ayuda, para no ser ayudado. Él otorga sus experiencias a aquellos que necesitan una leve brisa de iluminación. Pues su lema deja huella en el hormigón de las ciudades, graffitis culminan sus obras firmando en su nombre. Las bestias lo protegen, ya que su corazón es sereno como su determinación e inmutable a las emociones. Amor, alegría, amabilidad, simpatía, diversión, emoción, reflexión, concentración, humildad, generosidad, son sentimientos de los que él se desprende, su altruismo hacia aquellos que el considera verdaderos humanos es su única virtud, y nada más necesitará para las almas del mundo ayudar.
Las voces recorren cada pétalo de rosa, la lluvia grita con sus relámpagos quien es ese ser, los volcanes estallan de inquietud, pues un humano no puede hacer tal cosa, los huracanes arremeten de frustración al no poder detenerle y preguntar que es lo que mueve a ese lugarteniente de la carretera y el arte. La literatura y la poesía mueve sus labios, el combustible de su transporte son los agrados de aquellos a quien ayuda. El motor, lo forma su ímpetu a conseguir su objetivo, ayudar a todo aquel que necesite de una mano, pues él precisará de dos. EL rock, la música de sus ángeles lo acompaña esbozando sonrisas a cada lugar que llega.
Los rugidos al acelerar suenan por todo el planeta, truenos arremeten contra él intentando detenerlo, pero es inútil, nunca se detendrá. Ayudará hasta que su aliento deje de bostezar, y para cuando eso ocurra, su misión deberá acabar.
Su nombre pocos conocen, pero dentro de poco su fama se extenderá. Aquel que ayudaba, para ayudar.
No persigue ningún beneficio, tan solo la paz de a quienes el elige. Pues es el poeta de la carretera, el dueño de las alucinaciones, el creador de la locura, el servidor de la ayuda, el que no cruzará el limite, pero ayudará al resto del mundo a llegar. El suicida de la mente.
Él es tu mayor aliado, y la mejor defensa que la vida te puede proporcionar.
Él impuro purificado.