viernes, 10 de agosto de 2012

Disturbed heart

Tregua. 18, el simbolo de este silencio pactado entre ambas naciones dentro del subconsciente.
El tiempo ha estado pasando, los segundos han gritado, las horas escuchado, y los minutos cantado. Pues el espacio que existe es cruel, pero efímero. Y allí lo ves. Desplegando el aire en su espalda, cerciorandose de cuanto existe en este lugar hinóspito. Dejando de lado sus preocupaciones, intenta escapar de su prisión. Pero no puede...

Aquellas espadas de energía arremeten contra su cuerpo definido. No puede huir, se levanta una y otra vez, pero siempre ocurre lo mismo. Cuando demuestra lo que és, lo golpean hasta que vuelve a caer. Blanco, pureza. No, en el lugar que habita, el blanco es la locura. Marcado con una camisa de fuerza, el recibe la misma tortura de cada día. Pasa el tiempo, pero allí el sol no se pone, la Luna no surge en el horizonte, el cielo no es bello. La única luz que existe es aquella que guarda en lo más profundo de sí. Incluso junto a los mortales, él es un extraño que debe ser encerrado para que no pueda hablar.

Medio día, momento del desenfreno. Abren las puertas, el único camino que conoce para poder existir. Pero no tiene fuerzas. Lo llaman medicina, pero tan solo es un veneno que no te mata. Una tortura eterna que bloquea tus pensamientos, tus ilusiones se desvanecen, tus sueños mueren con cada lagrima que tus desesperados ojos exprimen, hasta caer bajo el influjo de esas drogas inhumanas. Sádicos, que te arrastran hasta un lugar horrible, mostrandote la libertad, y arrebatandote su belleza, para que solo el corazón pueda respirar, pues tus pulmones ya no viven. Y aun así, permaneces en dicho universo. El hogar fue calcinado, tus recuerdos, simples fotos mentales que juegan con tus sentimientos, violando a tu alma día tras día, hasta que su lujúria está saciada. El corazón, late con sus huesos exteriorizados. Pobre belleza infinita, atrapada en el cuerpo de un ángel muerto.

La obra de la sociedad enseña que las desgracias de los poetas, son solo estupideces dichas, al no obtener lo que desean. Muestra que son unos simples posesivos, obsesionados con obtener lo que quieran. Que los escritores son simples cuentacuentos que intenta parecer importantes, al utilizar leyendas y sueños de amor imposibles. Y los ensayistas, unos miseros muertos, que se quejan por sus penas.

Pero que ilusos. Ellos solo creen lo que a simple vista ven. ¿No conocen los secretos que esconde una camilla en una habitación sin ventanas? ¿La soledad que se siente al convivir con uno mismo en un mero espacio de 4 metros cuadrados? ¿La verdadera belleza que existe en las mentes de aquellos que podrían haber llegado a filosofos y grandes artistas? Ellos solo conocen los numeros y el exterior.

Nunca aprenderán. Y aun así, el ángel muerto, resucita cada noche, desplegando su alma resplandeciente, e intentando escapar de aquel agujero. Pero sin exito. 

Porque ese ser dichoso, anhela el viento y su libertad, pero las personas acaban con lo que no pueden razonar.

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