martes, 24 de julio de 2012

El peor enemigo, es tu ego...

Recuerda aquel tiempo en el que las guerras no existían. Aquel tiempo en el que cualquier riachuelo perdido en un bosque espeso, era un lugar paradisíaco, donde pequeñas esperanzas correteaban de un lado a otro porque el mañana no existía para ellos, tan solo el presente. Aquel tiempo en el que el acero solo rozaba tus labios cuando ponías en ellos algo de comer. Donde la madera era el solido elemento que sustentaba los cimientos de millones de hogares. Donde las personas eran almas que solo buscaban un lugar donde construir su vida.


Y ahora, regresa a tus días. Donde bebés lloran a sus madres muertas, donde hombres cogen armas para defender una causa que se les ha robado. Donde niños son secuestrados para ser intercambiados por algo que nosotros mismos creamos. Donde los hombres con trajes, son el peor ejercito que las guerras pueden originar, donde el hambre y la sed aumentan por momentos. Allí, donde los arboles lloran sus hojas porque desean morir cuanto antes, para dejar de ver las atrocidades generadas por los que una vez fueron defendidos por alas y espadas. Nosotros, quienes tomamos los caminos de los placeres más ocultos dentro cada uno de aquellos que utilizan a los que una vez, fueron humildes personas. 


De nuevo, álzate y observa desde el brillante fulgor de la noche el mundo que nosotros hemos corrompido. La luz que puedes ver ahora, muy pronto se convertirá en el brillo de miles de fuegos actuando contra todos nosotros. 


Solo quedan pocos a los que realmente se les debe la vida. Pero cuanto más pasa el tiempo, mueren más. ¿Donde están esos gloriosos guerreros que realmente se necesitan? ¿Donde están aquellos que realmente ponen los puntos sobre las íes, de este mundo lleno de simples parásitos? Aquellos que no temen el blandir una espada en nombre de cada uno de los derechos que todos debemos tener, y por todos los deberes que cada uno de nosotros debemos cumplir. Las legiones de arqueros que apuntan al cosmos en busca de los mensajes de la verdad. Los escuderos que protegen a sus ciudadanos durante las batallas que los humanos cometemos. 


Desaparecieron. Se esfumaron, los acribillaron como a simples ratas, los traicionaron por su buen juicio.
Murieron por defender unos principios nobles, unos principios perdidos y olvidados con la cruel llamada del tiempo.


No lo sé todo. No sé absolutamente nada. Pero respondeme a una pregunta...


¿Por qué nadie quiere escuchar?
¿Por que nadie quiere oír?
¿Por qué nadie quiere levantarse?
¿Por qué nadie quiere ver realmente las consecuencias de nuestros actos?


La respuesta, la llevan marcada en sus corazones aquellos que tantas masacres han creado.


Porque nosotros no les permitimos escuchar, no les dejamos oír, les abofeteamos, y golpeamos sus cabezas con nuestras botas, manchando sus rostros con el barro y la sangre derramada por sus hijos y mujeres.


Quedamos muy pocos...


Somos demasiado pocos, los que por ayudar no pedimos nada a cambio, salvo el bienestar de aquellos a los que nosotros elegimos.


Muchos nos llaman prepotentes, pero solo defendemos unos principios que hemos originado al presenciar los actos de los humanos. La humildad es nuestra honorable arma, pero ellos solo ven la falsa necesidad de que seamos reconocidos por la multitud. La palabra es nuestra escudera, el pensamiento nuestro corazón, el buen juicio es nuestra energía, la ayuda es nuestro emblema. Poseemos los regalos de la Creación, al igual que todos los que fuimos concebidos en el seno de nuestras madres. Pero solo nosotros los utilizamos por una buena causa.




Demasiados han sido corrompidos por ellos mismos. Nadie está a salvo de si mismo. 
Ni siquiera nosotros.


Pero optamos por seguir luchando contra nuestros deseos más oscuros. 


Siendo ambos lados opuestos la unión que forman las dos caras de una misma moneda, si uno de ellos muere, su contrario muere con él.


Por eso, nosotros seguiremos firmes. Seguiremos luchando contra nosotros mismos, por los demás.

2 comentarios:

  1. Seguiremos luchando contra nosotros mismos... Vaya. Una gran frase, y demasiado verdad lo que dices en ese texto.
    Encantada de leerte, te sigo^^

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  2. Esa frase es algo que todo el mundo debería plantearse alguna vez. Gracias por pasarte por aquí, espero que te haya gustado cuanto hayas visto de aquí :)

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